Los orígenes de San Cristovo de Cea, así como su tradición panadera, discurrieron parejos a la historia del convento cisterciense de Santa María la Real de Oseira, monacato que nunca dejó de lado las prácticas de molienda y de panificación. Desde su localización en un cruce de caminos, de los cuales el más importante y transitado era y sigue siendo el que se dirige a Santiago de Compostela, San Cristovo de Cea pasó a ser la villa del buen pan, paradigma y referente en la provincia de Ourense e incluso en toda Galicia.
El pan de Cea se elabora siguiendo una antigua receta en hornos artesanales en todo el municipio, que cuenta, como es corriente en Galicia, con su propia fiesta de exaltación, el primer domingo de julio.
El programa festivo comienza la tarde del sábado, con la organización de distintos talleres en torno al proceso de elaboración del pan o de tapas que llevan como base principal el pan de Cea.
El Campo da Saleta, convenientemente amenizado por pandereteras, charangas y gaitas, es el escenario donde, el domingo, tiene lugar la Festa do Pan de Cea, con su pregón y comidas popular y de autoridades, en las que se reúnen todo tipo de productos con denominación de origen gallega, desde vinos y quesos hasta lacón, miel, ternera, aguardientes, licores, patatas o productos de agricultura ecológica. Los puestos de artesanos y comerciantes de dulces, productos de la huerta, lácteos, aceites, bebidas son un continuo trasiego de gente, y los panaderos llegan a cocer y vender hasta un millón de piezas del tan apreciado pan.
Por la tarde, el baile, las actuaciones musicales y una degustación gratuita de pan, chorizos y vino, ponen el punto final a la fiesta.